Serse fiel a uno mismo, parece fácil.
Para serte fiel primero tienes que saber quién eres, cuáles son tus principios y cuál es tu meta. Yo creo serme fiel pero sólo tengo mi principio fijado, lo demás lo sigo buscando. Es un poco confuso, ya lo sé.
Me he puesto mi meta, pero aún no puedo ver claro cuál es. Mis propias preguntas me nieblan la vista. Sólo sé que estoy apuntando alto, que no me voy a conformar con cualquier cosa. Quiero alcanzar la cima.
Mi principio es la confianza, no en los demás, sino en mi intuición. Sé que mi corazón sabe donde quiere parar, lo que pasa es que mi mente no me deja verlo. Aún no he aprendido suficiente sobre mi mismo como para entender por qué he escogido este camino.
No sé que estoy haciendo en México ahora mismo, pero sé que estoy en mi camino, que no me he desviado. Es aquí donde debo estar ahora mismo. Pero sigo sin entender. Me giro 360 grados, en búsqueda de mi camino, y no consigo verlo. De hecho miro hacia atrás y ni siquiera puedo ver por donde he venido. Parece ser un camino que no tiene punto de partida ni destino.
Pero no me puedo permitir dudar, no puedo ser débil y volverme a casa corriendo. Tengo que seguir andando, confiando en que la dirección elegida es buena.
Quien no anda, no avanza. Y yo, después de mucho tiempo, por fin siento que estoy tirando hacia delante, acercándome no a mi destino, sino a mi mismo.
No obstante ahora mismo estoy viviendo en el caos. No tengo mi vida bajo control, cada día me levanto sin saber que me va a pasar, ni siquiera que voy a hacer. Sólo sé que me esperan sorpresas, ya sean buenas o malas. De hecho este camino ya me ha dejado cicatrices profundas, más de lo que me esperaba. Nadie dijo que iba a ser fácil, y no hay que subestimar la situación, ahora ya lo he aprendido.
Cuando levanto el pie para dar el siguiente paso, no sé qué suelo pisaré, no sé si subiré o barajé un escalón, ni si será tierra firme o agua profunda. Pero es emocionante, es algo que si no lo hago ahora no lo haré nunca, y sé que cuanto menos me lo espere, veré lo que se esconde al final de mi camino, y por fin lo entenderé todo. De eso se trata, ¿no?
Para serte fiel primero tienes que saber quién eres, cuáles son tus principios y cuál es tu meta. Yo creo serme fiel pero sólo tengo mi principio fijado, lo demás lo sigo buscando. Es un poco confuso, ya lo sé.
Me he puesto mi meta, pero aún no puedo ver claro cuál es. Mis propias preguntas me nieblan la vista. Sólo sé que estoy apuntando alto, que no me voy a conformar con cualquier cosa. Quiero alcanzar la cima.
Mi principio es la confianza, no en los demás, sino en mi intuición. Sé que mi corazón sabe donde quiere parar, lo que pasa es que mi mente no me deja verlo. Aún no he aprendido suficiente sobre mi mismo como para entender por qué he escogido este camino.
No sé que estoy haciendo en México ahora mismo, pero sé que estoy en mi camino, que no me he desviado. Es aquí donde debo estar ahora mismo. Pero sigo sin entender. Me giro 360 grados, en búsqueda de mi camino, y no consigo verlo. De hecho miro hacia atrás y ni siquiera puedo ver por donde he venido. Parece ser un camino que no tiene punto de partida ni destino.
Pero no me puedo permitir dudar, no puedo ser débil y volverme a casa corriendo. Tengo que seguir andando, confiando en que la dirección elegida es buena.
Quien no anda, no avanza. Y yo, después de mucho tiempo, por fin siento que estoy tirando hacia delante, acercándome no a mi destino, sino a mi mismo.
No obstante ahora mismo estoy viviendo en el caos. No tengo mi vida bajo control, cada día me levanto sin saber que me va a pasar, ni siquiera que voy a hacer. Sólo sé que me esperan sorpresas, ya sean buenas o malas. De hecho este camino ya me ha dejado cicatrices profundas, más de lo que me esperaba. Nadie dijo que iba a ser fácil, y no hay que subestimar la situación, ahora ya lo he aprendido.
Cuando levanto el pie para dar el siguiente paso, no sé qué suelo pisaré, no sé si subiré o barajé un escalón, ni si será tierra firme o agua profunda. Pero es emocionante, es algo que si no lo hago ahora no lo haré nunca, y sé que cuanto menos me lo espere, veré lo que se esconde al final de mi camino, y por fin lo entenderé todo. De eso se trata, ¿no?