sábado, 20 de junio de 2009

No sabe / no contesta

No sé. Hay muchas cosas de las cuales no tengo ni idea. Cosas que soy incapaz de aprender o de las que no me he enterado. Luego también hay otras que no quiero saber. Esas cosas que sólamente ocupan MegaBites en tu cerebro. Hay quienes tienen hasta varios Gigas de su memoria llenas de mierda. Datos innecesarios, anticuados y / o estúpidos.
Por eso trato de distinguir las cosas según su importancia. Llamar las cosas por su nombre y ver hasta qué punto me van a afectar.

¿De verdad merece la pena que yo me coma la cabeza y me preocupe por cosas o hechos en los que no puedo influir? Pues vuelvo a decir lo mismo de antes: No lo sé. Pero creo que no, que no merece la pena. Me conformo con saber hasta qué punto el mundo va mal, eso hay que saberlo, no cabe duda. Pero ahí ya me quedo. El tiempo es oro, quizá el mío sólo sea plata, pero es mío, y no pienso malgastarlo.

Hay cosas que me parecen más importantes porque me rozan. O yo las rozo a ellas. Cosas que ocurren a mi alrededor y en mi entorno. Prefiero preocuparme por la difícil decisión de qué me apetece merendar: ¿dulce o salado? Parece fácil pero no te puedes imaginar las veces que empiezo a dar vueltas en el súper, incapaz de aclarar mis ideas y lanzarme o bien a por una napolitana de chocolate o bien a por unas papas fritas. He perdido mucho de mi tiempo plateado ahi parado, mirando los productos en el estante. Y muchas veces he tomado la decisión errónea.

Luego están las preguntas que no hago yo, sino las que me hacen a mí. La mayoría son fáciles. ¿Cómo estás? - Bien. ¿Qué plan hay para hoy? - Ya veremos, sobre la marcha. ¿Por qué los hombres ya no valoran a las mujeres clásicas? - ¿!Qué!? ... Ahí estamos, ésa ya es una de las preguntas que están más jodidas. A mi me la hicieron hace unos días y creo que ahora la acabo de entender. Yo creo que las preguntas que de verdad son buenas son aquellas que al principio ni entiendes. Esas que te pillan por sorpresa, te descolocan y te obligan a callarte un momento para analizarla tranquilamente.

¿Por qué los hombres ya no valoran a las mujeres clásicas? Supongo que está bastante claro que este tipo de pregunta solamente lo puede hacer una mujer. Y creo que los hombres que no valoran a las mujeres clásicas son aquellos que son todo lo contrario a clásico. También creo que, por el bien de la propia autoestima, tiempo invertido en una petarda no es oro. Como mucho será cualquier tipo de metal barato pintado de color oro...

Y cuando te despiertas al día siguiente ves que
todas las sábanas están manchadas de pintura de oro, con el sudor el color se ha ido y ahora puedes ver perfectamente que lo que hay acostado a tu lado es metal de calidad baja. Entonces es cuando te surge una de esas preguntas que son fáciles de responder: ¿Debería irme ahora mismo?



Tobi